Hoy podríamos empezar el post con la frase «cuando yo era pequeña»… La uso mucho en el blog cuando escribo sobre la infancia, por la sencilla razón de que muchas veces olvidamos una obviedad tamaño piano: que nosotros TAMBIÉN fuimos niños.
No todos serán padres, pero todos hemos sido (o somos) hijos, así que algo podremos decir al respecto. Para eso tenemos que recordar nuestra infancia de verdad, no edulcorada. Esta parte es la realmente complicada, la morriña es lo que tiene.
Yo hoy voy a compartir con vosotros un recuerdo agridulce de mi infancia.
Durante mucho tiempo fui una niña envidiada por mis amigos, porque tenía un suministro de juguetes (muñecas principalmente) casi ilimitado.
Esto tenía que ver con el trabajo de mi padre (desde antes de nacer yo, hasta el momento de su muerte unos pocos años después ) fue uno de los principales responsables de la publicidad de varios fabricantes de juguetes muy importantes de aquella época ( …Las «muñecas de Famosa» se dirigían al portal y luego venían todas a mi casa, para que os hagáis una idea…) lo que hizo que a mí me llegaran durante años montones de juguetes, muñecas y complementos .
Si me hubierais preguntado entonces habría dicho que me lo pasé bien. Muy bien de hecho…. o quizá no.
Mis cinco juguetes favoritos de la infancia, esos que recuerdo con amor, fueron: unos bloques de madera de colores para hacer construcciones, una muñeca de trapo rellena de semillas con dos trenzas muy largas ( que nunca supe de donde salió), un oso de peluche ( en algún momento decidí que era una osa) ,un mecano (que compartía con mi hermano ) y una especie de gnomo de tela muy feo y bastante grande, que nos dieron como regalo en un pastelería al comprar unos bombones ( no sabían como librarse de él).
Salvo el gnomo que se perdió en una mudanza y el mecano ( que después de una dura negociación , muy parecida a la custodia compartida ) lo guarda mi hermano, conservo los demás como un tesoro.
Lo más curioso es que podía haber elegido casi cualquier muñeca, en aquella época era lo que mayoritariamente se nos regalaba a las niñas ,( aunque afortunadamente en mi casa nunca hicieron mucho caso de las diferencias de genero , si que lo hacía el fabricante ) que quisiera. …pero recuerdo los de tela, los suaves, los cálidos, los blanditos, los que no eran de plástico y no lo hacían todo solos.
Los que me dejaban pensar, imaginar y olvidarme de ellos en un armario, para recuperarlos tiempo después con la misma ilusión.
¿¿Por qué no me pasaba lo mismo con los otros juguetes ?? ¿¿¿Con las muñecas de moda, los bebés que lo hacían todo, los cientos de complementos iguales pero en distintos colores ??
Pues creo que por dos razones básicas: la primera es que se recuerda lo que se siente y luego esto se convierte en experiencia. Y yo guardo muchas experiencias de estos juguetes … sentir empatía con el plástico es bastante más complicado.
La segunda es que estos juguetes eran una excepción, entre todos los demás que tenía a mi alcance… que eran muchos más de los que una niña de 6 años puede gestionar. … Puede parecer que abrir 15 paquetes de muñecas con todos sus complementos cada cumpleaños y/o Navidad, es algo fantástico para un niño, pero lo cierto es que yo no sabía qué hacer con aquello.
Me sentía abrumada y sobrepasada. … si jugaba con ellas, solo cumplía la expectativa que tenían sobre mí y además se convertía en una obligación y si no lo hacia «no era consciente de la suerte que tenía».
¿ Y sabéis una cosa? No lo era. No era una gran suerte.
No penséis mal, me gustaba (y me gusta ) recibir regalos. Que esas empresas mandaran sus regalos aún después de fallecer mi padre , habla bien de ellos porque no tenían que hacerlo.
El problema es que no hemos abandonado esa tendencia. … ¿Cuántos regalos recibe un niño por su cumpleaños ?… ¿Y por Navidad ?… ¿ Cuántos se consideran hoy en día suficientes para un solo niño ?… ¿Cuántos juguetes y/o cosas les compramos a lo largo del año sin una necesidad real ?
¿¿ No será preferible regalar menos juguetes pero mucho más significativos ?? Esos juguetes que llegan al corazón y que te acompañan toda tu vida.
Estamos generando una ansiedad increíble en pequeños inundados de cosas y juguetes, hiperestimulados las 24h , y sin saber qué hacer con ello. Si no dejamos un espacio, un hueco que rellenar nunca se despertará el deseo, la curiosidad, las ganas de buscar. Las habitaciones llenas de cosas no sirven para nada, si no hay experiencias enriquecedoras detrás… ya sean jugando a solas o en compañía…
Lo importante no son los juguetes ni la cantidad de cosas que les regalemos, lo importante es lo que les dejamos descubrir con ellos.

Bloques de madera vintage foto @pinterest
Muy buena. Gracias por compartir tu experiencia. Muy oportuna! 😉
Muchas gracias ..!! Me alegra que te haya gustado ???y de que sea útil… UN SALUDO
Yo creo que he tenido más suerte, nunca tuve muñecas ni juguetes jajaja. La verdad es que éramos muy pobres (materialmente) y sólo tuve algún instrumento de música. Mis hijos tienen muy pocos juguetes, no porque no podamos permitirnoslo si no porque no los necesitan, anulan su imaginación. Nuestros regalos se han convertido en experiencias. Cine, parques, aventuras y esas cosas que recordarás toda la vida…
Maravillosa opción para tus hijos, Yurena… ojalá cundiera el ejemplo…!!.
Yo también tuve suerte , dentro de lo que cabe, porque en mi casa nunca hicieron demasiado caso de esta circunstancia ( a fin de cuentas era algo «ajeno» a nosotros) , pero reconozco que a veces me sentía confusa, supongo que abrumada … pero identificar esto es un poco complicado a los seis años..!!.
Creo firmemente que este es uno de esos momentos en que menos es más, y que hay que tener muy claro, porqué eliges los juguetes y no debería ser por el numero de anuncios de TV por minuto.
Al final lo que queda y ayuda a crecer al niño son las experiencias y los recuerdos… y las escapadas, los cines , los parques y algunos juguetes que DE VERDAD hayan elegido ellos , es la mejor manera.
No puedo estar más de acuerdo contigo.
UN SALUDO
Oh que artículo más bonito, y que importante lo que dices, a mi me pasaba al revés, al igual que yurena, no tenia muchos regalos, ni cosas materiales, recuerdo tener un Nancy, mientras mis amigas tenían todas las barbies, y jugaban a todas horas con ellas… a veces me daba envidia, pero otras , ( la mayoría) me daba cuenta que no necesitaba tanta muñeca para pasarlo bien… la verdad que fomentar la imaginación y las experiencias en los niños es algo maravilloso… no sé en que momento, hemos perdido tanto el norte, y hemos creido que tanta cosas material es tan necesaria… en fín que me ha encantado leerte 🙂
Hola Rocío…
¡Qué bien que cada vez seamos más los que vemos las cosas así!.
Creo que realmente en muchos casos hemos perdido el norte y hemos olvidado lo realmente importante de la infancia:
Crecer y jugar… una cosa no se puede hacer sin la otra.
Por desgracia parece que le damos más importancia a la cantidad de juguetes, que a la calidad.
Primamos lo que hace un juguete, frente a lo que hace un niño; que en el fondo es lo único que nos debería importar.
Me alegra un montón que te haya gustado.
Un abrazo.